Cuando se dice que una imagen vale más que mil palabras hay parte de cierto, pero cuando además es la primera imagen que obtenemos positiva o negativa de algo el impacto aún es mayor.
La primera vez que un cliente entra dentro de un establecimiento de restauración recibe informaciones de todo tipo, visuales, auditivas, olfativas,…que corresponden a todos los sentidos. Recibe multitud de mensajes mediante publicidad, cartas, ofertas,… si hay aglomeraciones, el aforo, en definitiva el ambiente en general,..
Esta imagen evidentemente después “se complementa” con el servicio, calidad de la comida, trato, precio…
Tenemos que conseguir en ese primer instante nuestro objetivo:
- Que las sensaciones sean agradables
- Que se encuentre cómodo o con ganas de pasar un rato allí
- Que reciba el mensaje que queremos transmitirle y que ese mensaje sea el que él espera al entrar allí. Que le satisfaga o que cumpla su deseo o ganas de consumir.
Puntos a favor en el primer impacto: la limpieza, el orden, decoración e iluminación agradable, ruido controlado, personal con “sonrisas”, y algo que puede ayudar es que su presencia no haya pasado inadvertida y que en vez de ignorársele, nos acerquemos para ver en que le podemos ayudar. Mensajes claros y atrayentes, cartas con la ubicación y cartelería correcta,…
Puntos en contra en el primer impacto: la suciedad, el desorden, estridencias, ruido descontrolado, personal con malas caras desmotivados, pasar del cliente como si nada hubiera ocurrido, esperar a que sea el cliente el que contacte,…Mensajes desordenados que conlleven a confusión o error,…cartelería sucia, con faltas de ortografía,…
Ni que decir tiene que es tan importante este punto que sólo con que haya una persona que al entrar se de la vuelta y se marche de nuestro establecimiento ya es causa de alarma y de acción inmediata.