EL CONTINUO OLVIDO EN LA RESTAURACIÓN

Todo lo que podamos controlar, nos da claves para mejorar la calidad, rendimiento y rentabilidad de los negocios de la restauración. Pero muchas veces olvidamos algo que es la correcta coordinación de todas las teclas. De hacer las cosas con el corazón, que estemos al cuidado de los detalles y que sobre todo cuidemos de hacer algo satisfactorio y sorprendente con la recompensa de nuestros clientes.

Actualmente, el mundo de la cocina ha sufrido una transformación por la búsqueda del constante agrado de nuestros clientes, de llevarlos a sentir emociones dignas de quedar en el recuerdo.

Aunque es un paso, la transformación tendría que ser total y en todos los ámbitos como en el personal, la sala, el servicio, la ambientación….

La razón es muy sencilla, ya que el cliente no solamente come la comida si no que también se la servimos, también lo ubicamos en un espacio que tiene que ser de su máximo agrado, también ha de ser tratado con mimo,…en muchos lugares donde la comida es buena, la decoración  es espectacular, fallamos en el servicio, en la operativa o en el personal,…no debemos “estar cojos”, para el éxito seguro nuestro restaurante debería tener “todas las patas bien fuertes”.

Es básico creer que lo que hagamos, hagámoslo bien, sino mas bien nos perjudicará, y la calidad en los detalles es uno de nuestros retos a conseguir.

La restauración ha sufrido un intrusismo importante en los últimos años que ha hecho perder profesionalidad  al  ramo, al pensar que todo el mundo “puede hacerlo”. Esto ha ido creando unos vicios que cada vez están más patentes en organizaciones y grandes empresas, por la complejidad también del trato con el público y porque,… no nos engañemos, no es fácil ocupar el lado del servicio mientras los “demás  se divierten”.

La formación de buenos profesionales, la elección correcta de los perfiles, la motivación y apoyo constante, son temas básicos si queremos llegar a nuestro cliente y satisfacerlo, y en consecuencia tener éxito en nuestros negocios.

Todos los empleados desde el cocinero hasta el camarero, o pasando por todo el equipo, son los principales representantes de nuestro negocio, de nuestra marca,…y hay que darle la importancia que se merece que es mucha.

Integrar al grupo en las mejoras contínuas, en capacidad de innovación, en la no desmotivación, en la ayuda en un control diario de las cosas, no dejando perder lo que realmente nos debe importar y es dar un buen servicio a nuestro cliente.

El factor humano en este tipo de profesión es esencial, y lo estamos olvidando en muchos de los programas de calidad aplicados al sector de la restauración.